Aun cuando pueda ser mucho colocar dos post en un día, estoy acabando de leer una entrevista al Papa Francisco, que me ha llegado a mi buzón de correos, y me pareció interesante colocar aquí...
Respondiéndole a su entrevistador sobre lo que significaba para él, como Jesuita, ser Papa, recordó una frase de San Ignacio de Loyola (el fundador de la Compañía de Jesús) que siempre le ha impresionado: "Non coerceri maximo, sed contineri minimo divinum est" (no tener límite para lo grande, pero concentrarse en lo pequeño). El Papa lo define como la virtud de la magnanimidad, que hace de los humanos más personas, a través de una gran sensibilidad por lo realmente valioso y grande de esta vida (...y del más allá), pero a su vez con una delicadeza de ánimo para los pequeños detalles y las cosas minutas del día a día. ¡Desde luego que hacen falta más magnánimos en este mundo de hoy!
En palabras de Francisco: "Esta virtud de lo grande y lo pequeño se llama magnanimidad, y, a cada uno desde la posición que ocupa, hace que pongamos siempre la vista en el horizonte. Es hacer las cosas pequeñas de cada día con el corazón grande y abierto a Dios y a los otros. Es dar su valor a las cosas pequeñas en el marco de los grandes horizontes, los del Reino de Dios" (www.gumilla.org/hablafrancisco 4).
No puedo resistirme a seguir citando las palabras de este argentino (curiosamente humilde): “Esta máxima ofrece parámetros para adoptar la postura correcta en el discernimiento (típico del hacer ignaciano, ndr.), para sentir las cosas de Dios desde su ‘punto de vista’. Para san Ignacio hay que encarnar los grandes principios en las circunstancias de lugar, tiempo y personas. A su modo, Juan XXIII adoptó esta actitud de gobierno al repetir la máxima "Omnia videre, multa disimulare, pauca corrigere" porque, aun viendo omnia, dimensión máxima, prefería actuar sobre pauca, dimensión mínima. Es posible tener proyectos grandes y llevarlos a cabo actuando sobre cosas mínimas. Podemos usar medios débiles que resultan más eficaces que los fuertes, como dice san Pablo en la primera Carta a los Corintios”. (www.gumilla.org/hablafrancisco 5).
A ver si retomamos esta tradición cristiana de estar más atentos, cada día, por las pequeñas cosas, los pequeños detalles, que engrandecen a las personas, y así vamos descubriendo una brecha a las inquietudes del post de esta mañana: 'las complejidades de la vida'...